Este podría ser el titular del debate entre los dos candidatos a la presidencia estadounidense, que han seguido más de cien millones de personas en directo y que, se espera, hoy tenga una repercusión en todo el planeta.
Digo empate sin goles pues todos los analistas coinciden en que no ha habido un claro vencedor, habida cuenta de la falta de propuestas por parte de ambos dejando temas esperados en el tintero (inmigración, seguridad ciudadana…), pero sin embargo las propuestas de Clinton eran más concretas, mientras que Donald Trump se movía en un mundo abstracto sin definir.
Hillary, se desenvolvía por las bandas con la pelota jugada pero sin remates claros, mientras que Trump se dedicaba a despejar con balonazos al aire, y los dos se lanzaban diversos ataques personales en un debate cuya característica fue la negatividad.
LAS FORMAS.
La vestimenta elegida, perfectamente estudiada, trataba sobre todo de hacer un guiño a los verdaderos protagonistas del debate: LOS INDECISOS.
Clinton, sobria, ataviada con un traje de chaqueta pantalón del color rojo característico del partido republicano, que no le quedaba excesivamente bien, pero muy bien elegido pues le hacía resaltar mucho más que a su oponente tocado con un traje de chaqueta oscuro que le hacía desaparecer en el oscuro escenario aunque, eso sí, con una corbata de color azul, representativo de los demócratas.
Trump, sin perder su personalidad, no utilizó su característico y esperado juego brusco, intenso y trabado, sino que se le encontró mucho más calmado, centrando sus ataques más en el contenido que en la forma.
Clinton, resaltando su experiencia, muy sosegada y elegante en las contestaciones a los ataques, conocedora de la falta del juego hilado del contrario, le dejaba tener el balón para arrebatárselo de inmediato en sus réplicas y seguir con las riendas del partido. Aun así,
30 veces tuvo que interrumpir el moderador a Trump, mandándole callar, contra las 19 de Clinton.
Hillary tuvo contra las cuerdas a Trump cuando, llamándole por su nombre, cosa que el detesta en sus subordinados, le recriminó su negativa a divulgar sus impuestos, defendiéndose éste con voleas al aire, cayendo en la trampa de exaltarse a sí mismo y a su empresa, sin aprovechar los puntos débiles de Clinton con el escándalo de los mails privados cuando era secretaria de estado desaprovechando así claras opciones de contraataque efectivo.
También hubo momentos dominadores por parte del republicano sacando el tema de la política exterior pero se quedaron en balones al área que Clinton despejó sin ningún problema haciendo gala de su experiencia como Secretaria de Estado.
Muy acertada la elección de la trasera en la que se incorporaban frases de la constitución, resaltando la objetividad de la cadena de Televisión.
Un detalle que me llamó mucho la atención y que posiblemente marque los próximos debates fue el “calentamiento del enfrentamiento” en el que mientras Trump, amenazaba con alguna de sus características excentricidades (ir acompañado de una ex amante de Bill Clinton) ella permanecía callada dejando que fuese el ex presidente republicano, George Busch, el que declarase su preferencia por la candidata demócrata anunciando su voto a Hillary.
LOS GESTOS.
Nada que no se esperase. Nada de especial en cuanto a la comunicación no verbal de los dos candidatos. Nada que les hiciera distinguirse del otro. Anodinos ambos.
Muy sonriente de inicio Clinton y seria cuando tenía que serlo y muy preparada para no perder los nervios ante los esperados ataques y posibles salidas de tono de Trump el cual tiene esa forma de hablar dura casi agresiva que le hace ser diferente y potenciar su propia marca personal.
Lo dicho, empate sin goles a la espera de próximos encuentros.
Aquí una pequeña galería con gestos y poses muy representativas de cada uno.
[…] a través de EL DEBATE DEL SIGLO. “Un empate sin goles pero con un claro dominador”. — GERARDO CORREAS […]
El fútbol, la analogía habitual útil para anatomizar otros enfrentamientos.