La responsabilidad de los Profesionales de protocolo y Organizadores de Eventos.


Y así, sin darnos cuenta han pasado tres meses de este 2021 en el que todavía nos encontramos conviviendo con la pandemia y que nos encuentra teniendo que decidir entre varias disyuntivas de vivir  cumpliendo de manera estricta las indicaciones del estado de alarma, el sufrimiento por las pérdidas cercanas, el cierre de establecimientos que no han podido aguantar con las consiguientes pérdidas de empleos, sometidos a un distanciamiento social que nos ha obligado a digitalizarnos vertiginosamente.

Así estamos de manera general, pero todo ello lo miramos con una gran esperanza y con un ojo puesto en el teléfono para recibir la ansiada llamada de la cita para vacunarnos.

Hemos vivido estos tres primeros meses del año en el que todos esperamos se vuelva a una normalidad que nunca será la misma que antes ya que parece lógico que veamos una cantidad importante de coordenadas sociales, económicas, políticas, culturales y económicas que serán distintas a partir de esta pandemia. En medio de esta temporada tan compleja, los organizadores de eventos deben y pueden aportar su capacidad de adaptación y su innata creatividad para cumplir con su labor de potenciar las armas comunicativas de las personas y de las instituciones poniendo toda su energía en favor de la importancia de los eventos, a pesar del distanciamiento social y de las restricciones de aforos,  disponiendo de las herramientas necesarias para el fortalecimiento de las instituciones públicas o privadas con el fin de  determinar las mejores condiciones posibles para que la sociedad siga un ritmo adecuado.

Cuanto mayores son las dificultades, los profesionales del protocolo y de los eventos se deben emplear con mayor empeño y dedicación para adaptarse por medio de la imaginación el talento, la profesionalidad y el ingenio al uso de la técnica, y la aplicación de las normas  que permite potenciar el camino de las instituciones en sus tareas comunicativas. Y todo ello por medio de un ceremonial medido al milímetro y adaptado en su dimensión a las circunstancias que refleje el relato que se quiere ofrecer al público al que se dirige el mensaje.

Hablamos de responsabilidad.

  • Responsabilidad social ofreciendo la posibilidad de mejorar las relaciones sociales adaptándose a las nuevas circunstancias sociológicas.
  • Responsabilidad económica en cuanto a posibilitar por medio de los eventos la resurrección y consolidación de un sector herido de muerte al restringirse al cien por cien su actividad de la noche a la mañana, pero que renace con más fuerza si cabe en este mundo nuevo que nos disponemos a vivir, por medio de la instalación definitiva de la digitalización como instrumento técnico de acercamiento entre las personas.
  • Responsabilidad económica en cuanto al resurgimiento de otros sectores cercanos ( turismo, hostelería, viajes, sector Mice, etc.)  muy erosionados por los cierres obligados de actividad pero que se verán muy complementados con los eventos que se irán sucediendo y que mejorarán sin duda el sector turístico en todos los países, regiones o ciudades.
  • Responsabilidad medio ambiental en la certeza de que los nuevos eventos se basarán en parámetros que ayuden a hacer un planeta más sostenible en el cuidado de los materiales y en el ahorro y buena gestión e los recursos disponibles.
  • Responsabilidad social en cuanto a que, sin duda, con el resurgimiento económico del sector y de las actividades indirectas, podrán ayudar a sostener una cantidad importante de empleos que no solo permitirán a las familias recuperar sus poderes adquisitivos, sino que permitirán ahorrar esfuerzos a los estados al reducirse las necesidades de ayudas a las empresas y a las personas.

El mundo del protocolo y del evento necesita de los profesionales en la seguridad de que, en su adaptación a las circunstancias, podrán impulsar el sector de las relaciones sociales  que deviene en motor no solo de la economía sino del resto de parámetros y que mejorará la vida diaria de las personas aportando valor en todas sus actuaciones.