La llamaron Paz de los Pirineos, pero se negoció y firmó en una isla.
Una isla peculiar, casi fantástica, pues es la más pequeña del mundo (la mitad de un campo de fútbol) y encima está partida en dos por una frontera.
Situémonos en el tiempo: 1659.
España y Francia, las dos primeras potencias del mundo llevan en guerra 25 años después de siglo y medio de rivalidad.
En España, Felipe IV con su primer ministro Luis Méndez de Haro.
En Francia, Luis XIV, el Rey Sol, con su primer ministro el Cardenal Mazarino
España, en plena caída libre hacia su decadencia, acaba de sufrir una grave derrota en la batalla de las dunas ante el ejército franco británico con la pérdida de la ciudad de Dunkerke
Las dos naciones están exhaustas, después de que 20.000 soldados franceses apoyados por 6.000 británicos, inicien un sitio de la ciudad de Dunkerke, defendida por 3.000 soldados españoles, que dura más de un año.
El ejército español de Flandes compuesto por unos 15.000 hombres llega a la ciudad sitiada el 13 de junio de 1.958.
Llegan divididos y sin artillería ni suministros, y sufren una gran derrota perdiendo en menos de dos horas más de 6.000 hombres más 4.000 hechos prisioneros, contra los 4.300 bajas del ejército francés.
Francia la potencia emergente, tiene graves problemas internos en los intentos de retirar el poder absoluto del rey.
La economía de las dos grandes naciones está por los suelos. El pueblo pasa hambre.
Ambos países necesitan la paz y la iniciativa la toma Mazarino y acude, en secreto, a Madrid a entrevistarse con Luis de Haro, reunión en la que deciden que tienen que forzar la paz como sea, pero son conscientes de la dificultad de que ninguno de los dos países y sus monarcas pueden demostrar ni un ápice de debilidad, por lo que el juego diplomático, no se debe notar.
¿Cómo empezamos a negociar?
Dónde nos vemos?
Quién viaja mas?
Qué ofrece uno?
Qué el otro?
Quién es el vencido?
No había manera de ponerse de acuerdo pero…………………………………………….Necesitamos la paz.
APARECE EN ESCENA EL PROTOCOLO
Los formalismos, las negociaciones, las formas, las ceremonias, etc. se convierten en el asunto más importante. Incluso más que la propia sustancia a negociar. Si salvamos ese escollo, lo demás vendrá dado.
Ponen todo en manos de dos genios.
Por parte española D. Diego Velázquez, pintor de corte que en estos momentos ocupa el cargo de GRAN APOSENTADOR DE PALACIO, es decir el que se ocupa, entre otras cosas, de toda la logística de Palacio.
Por parte francesa, un capitán de los mosqueteros del rey, un tal D’Artagnan, al que después inmortalizaría Dumas en su famosa novela.
Dos jefes de protocolo con distintos perfiles: Un artista y un militar.
Se reúnen y empiezan a determinar los parámetros del evento a fin de conseguir los objetivos y teniendo en cuenta siempre las cortapisas de MÁXIMA IGUALDAD entre los dos países y que las negociaciones no solo terminen en una paz, sino que se constituya en una verdadera alianza entre las dos dinastías, apareciendo para ello la posibilidad de casar a Luis XIV con María Teresa la hija del Rey de España. Una decisión, por cierto que a la larga supuso la llegada de los Borbones al trono de España, pero esa es otra historia que algún día contaremos.
DONDE NOS REUNIMOS?
La cosa estaba difícil, pues no había manera de acercar posturas, pero parecía que lo más razonable es que fuera en la frontera entre los dos países.
-Perfecto, exclamaba Velázquez, nos reuniremos en la parte española de la frontera.
–No es posible, mi querido pintor, respondía el Capitán. El Rey Sol, no cruzará la frontera pues supondría una degradación.
Al final la solución la ofreció el conocimiento del terreno del pintor Velázquez:
–Mire capitán, vamos a trasladarnos a orillas del Bidasoa que como sabe hace frontera y le voy a enseñar un pequeño islote, LA ISLA DE LOS FAISANES, muy pequeño, que se encuentra en mitad del rio, es decir es mitad español y mitad francés.
ALLÍ LO PODEMOS CELEBRAR.
–Ha perdido Ud. el juicio, D. Diego? cómo voy a meter yo a SM EL Rey en semejante sitio?.
Y además donde se van a sentar, como van a llegar.
ES IMPOSIBLE.
–De acuerdo. Vayamos, veámoslo y determinemos si es posible por lo menos establecer una serie de reuniones diplomáticas entre los dos primeros ministros en ese mismo sitio, tierra de nadie y de los dos y que allí se pongan de acuerdo. A partir de ahí, la diplomacia tiene que prevalecer y veremos qué salida hay.
YA TENEMOS SITIO, exclamaba Velázquez, pero…………., cómo desarrollamos esto?, mientras pensaba en cómo adaptarlo a los intereses de su País y temblando, como un buen jefe de protocolo, por la continuidad de su puesto de trabajo ante tal proposición a su Primer ministro.
Es entonces cuando ese banco de arena del Bidasoa adquiere protagonismo. La Isla de los Faisanes es el lugar ideal para un encuentro en absoluto pie de igualdad, no es nada, pero es una nada perfectamente dividida en dos.
A la casualidad geográfica se añade la CREATIVIDAD del hombre.
Se construyen puentes de barcas idénticos desde cada orilla, y se levanta “una barraca”, con dos partes exactamente iguales y una sala de conferencias que no es común, sino dividida por una frontera, la mitad española, la mitad francesa.
Ahí, sentándose en mesas exactamente iguales, se preparan y realizan 24 encuentros entre los dos primeros ministros entre el 13 de agosto y el 7 de noviembre.
Es un pulso político de altura. Su misma duración es parte del juego. Los contendientes, Haro y el cardenal, se conocen bien, llevan años compitiendo no sólo en el campo político, sino en el artístico, pues son dos grandes coleccionistas, los mayores inversores en obras de arte de la época. Don Luis de Haro, que representa a la parte más débil, sabe que Mazarino tiene prisa, ha de volver a París para ocuparse de la rebelión interna de su País. En consecuencia, va despacio.
La táctica de Don Luis consigue salvar los muebles. España cede mucho menos territorio del exigido por Francia, y recupera más del esperado.
El trago más amargo, perder la parte norte de Cataluña, tiene la virtud de fijar una frontera natural, que será ya para siempre: los Pirineos. Por eso se llama Paz de los Pirineos. (Por cierto que uno de los grandes perjudicados es Cataluña al prohibirse el uso del idioma catalán en todo el territorio francés y español)
Pese a ese tenso pulso, o precisamente por ello, porque se causan mutua admiración, los dos primeros ministros terminan apreciándose. Cuando Mazarino muera dos años después, en su testamento le dejará a don Luis de Haro nada menos que un Tiziano.
Y LLEGA EL GRAN DÍA……………. LA FIRMA DEL TRATADO.
EL ESCENARIO
Convertido ya en el mejor escenario, la Isla de los Faisanes vuelve a tomar protagonismo en cuanto a las formalidades. Ningún país ha de quedar por encima del otro, así que llegan a pactar hasta el número de tapices con cada uno decorará su parte, cuántas personas irán en el séquito y hasta los bordados de oro de las casacas.
EL CONTROL DEL TIMING.
Felipe IV sale de Madrid con la infanta María Teresa en abril y tarda mes y medio en llegar a la frontera. Siguiendo una táctica de la diplomacia española ,llega al encuentro con 15 días de retraso. Le acompaña un séquito fabuloso de cientos de personas, incluido “un algebrista” y una compañía de teatro para hacer representaciones durante el viaje, y se mueve en 88 coches, 32 carros, 900 mulas de silla.
Por delante del séquito va Velázquez, encargándose de la decoración de cada alojamiento, y finalmente de la parte española de la Isla de los Faisanes
LA ETIQUETA
Pese al pacto de igualdad en los lujos, cada parte iba vestida a su estilo.
El traje de Velázquez, por ejemplo, iba adornado de diamantes, piedras preciosas y puntas de plata, y llevaba un grueso collar de oro con la insignia esmaltada de Santiago guarnecida “de muchos diamantes”.
El cronista Leonardo del Castillo dice: “Viéronse en los vestidos y joyas de los españoles, los de mejor gusto… la plata y el oro compitiendo lo hilado con lo macizo, y cuanta diferencia, hermosura y riqueza de finas piedras son objeto de deseo, cebo de la estimación y ansia de la codicia humana. Correspondieron con esplendor y gala los franceses a esta opulencia, vistiéndose a su usanza de cuantos ricos adornos cabían en el artificio”
EL DIRECTO
Felipe IV y su familia llegaron por vía fluvial en su lujosa gabarra real seguida de un cortejo de embarcaciones, mientras que Luis XIV, su madre, Ana de Austria, Felipe de Orleans, hermano del Rey, Mazarino y su séquito llegaron desde Francia por vía terrestre.
Tras las reverencias y saludos protocolarios, las dos delegaciones reales intercambiaron unas palabras, con Mazarino como intérprete pues había estudiado en la Universidad de Alcalá. De rodillas, ante crucifijos, los dos soberanos juraron la paz y la amistad y se comprometieron a respetar las cláusulas del Tratado.
………………………………………………….Lo que daría por haber estado allí
Por cierto, la dote de Maria Teresa era de 500.000 escudos, que nunca se pagaron, lo que, a la postre, propició que el nieto de Luis XIV, Felipe D’Anjou, sucediese a Carlos II, como primer Rey Borbón, en el año 1.700, bajo el nombre de Felipe V,
Mira qué jugadas hace la historia………………… apasionante.
Gerardo Correas
Ceo
Escuela I. de Protocolo
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La verdad es que mucha gente se sorprende de la extraña coincidencia histórica de Velázquez y D’artagnan. A mi me puso sobre la pista Bartolome Benassar con la biografía de Veláquez llamada «Veláquez:Vida». Gracias por confirmar la sospecha